Siempre me ha gustado viajar, y nunca estuvo en mis planes renunciar a ello cuando tuviéramos a nuestra bebé. Afortunadamente, ¡tampoco en los planes de mi esposo! Por eso, desde antes de que naciera nuestra bebé, ya estábamos pensando a dónde iríamos para su primer viaje. Pero si no viajan con un bebé, ¡sigan leyendo! Porque nuestro itinerario se acomoda a cualquier persona que quiera recorrer Croacia en coche.
¿Por qué viajar a Croacia con un bebé?
Además de que es un lugar hermoso, Croacia es un país en el que moverse es muy fácil. Y es que, como no es un país muy grande se llega rápido a cualquier lugar, algo muy importante a tomar en cuenta al viajar con un bebé. Por otro lado, las carreteras están muy bien mantenidas, con buenas señalizaciones, bien conectadas y muy bien preparadas para recibir al turista.
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Pero lo más importante es que Croacia cumplía con cada uno de los requisitos que creemos indispensables para viajar con un bebé: que fuera un país seguro, con buen clima, buenos hospitales y que contara con farmacias accesibles. Además, que el nivel de inglés de la gente fuera bueno y que estuviera a menos de seis horas en avión de Dubai.
Respecto al buen clima, nos tocó la mala suerte de que un frente frío azotara el país durante nuestras vacaciones. Tuvimos que adaptarnos y un día antes me fui a Dubai Mall a comprar un traje de nieve para Paola (sí, se pronosticaba nieve en las cascadas de Plitvice – ¡en Mayo!). Así que bueno, habiendo empacado ropa para temperaturas de 0 grados hasta 23 ºC en solo dos maletas (una para nosotros dos y otra para la bebé), al día siguiente en la mañana salimos de Dubai a la capital de Croacia. Y este fue nuestro recorrido en coche desde Zagreb hasta Dubrovnik:
Itinerario de diez días en Croacia con una bebé
1. Zagreb
Aterrizamos en una gris y lluviosa Zagreb a las 3:00 de la tarde. La ciudad amaneció con fuertes vientos y tormentas que continuaron hasta el anochecer, dejando inundaciones y árboles caídos por toda la ciudad. Por eso no pudimos salir del hotel hasta en la noche, y solo para dar un corto paseo por la parte baja de la ciudad.
Al final no resultó tan mal el descanso forzado, pues el viaje estuvo pesado y así recuperamos energías para iniciar nuestro recorrido por Croacia al día siguiente.
2. Cascadas de Plitvice
Al día siguiente nos dirigimos a los lagos de Plitvice, famosos por la transparencia y color de sus aguas. Ahí dormiríamos una noche.
Decidimos quedarnos en uno de los hoteles que están dentro del parque (hay muchas casas de huéspedes a la redonda desde donde se puede llegar caminando o en coche), ya que con la bebé creímos que sería lo más conveniente en caso de que tuviéramos que regresar rápido al hotel. Además, sabíamos que nos íbamos a cansar pues como el terreno del parque no está preparado para carriolas, solo entraríamos con el baby carrier, lo que implicaría más esfuerzo físico. Necesitábamos entonces un hospedaje cerca.
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Al llegar a Plitvice, otra vez el clima no estaba de nuestro lado. Las fuertes lluvias habían provocado que los lagos que conectan las cascadas se desbordaran y cubrieran casi por completo los caminos . De hecho, el día que llegamos cerraron más temprano el parque y no estaban seguros de que al día siguiente lo abrirían. Se nos bajaron los ánimos pero no perdimos la esperanza de que al día siguiente pudiéramos ver algo. Y así fue.
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Al día siguiente abrieron los miradores del parque y pudimos ver dos cascadas y tres lagos desde arriba. De hecho, nos tocó ver la cascada más alta de Croacia.Y aunque fue una lástima que no hubiéramos podido ver el parque completo, lo que vimos nos impresionó mucho y pudimos entender por qué este conjunto de cascadas y lagos está cobrando fama mundial.
3. Zadar y Split
Zadar
Conformes con haber tenido una probadita de las cascadas, nos encaminamos a Split, haciendo una rápida parada en la hermosa ciudad amurallada de Zadar.
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No estaba en nuestros planes detenernos en algún lugar, pues de Plitvice a Split se hace una hora y media de camino y creímos que Paola dormiría todo el tiempo. Sin embargo, no durmió tanto y empezó a quejarse cuando estábamos a la altura de la vieja ciudad de Zadar. Cuando vi en la guía de Lonely Planet que en Zadar está el único órgano de mar del mundo, no lo pensamos más y decidimos parar ahí. ¡Resultó ser la mejor de las sorpresas! Y todo gracias a que Paola no dejaba de llorar (¡nunca imaginé agradecerle un llanto!).
Split
Llegamos a Split en la noche y nos hospedamos en un Airbnb a tan solo dos minutos caminando del Palacio Diocleciano (famoso por ser el único palacio romano que sigue habitado desde su construcción) y del promenade o malecón. Ahí estuvimos dos noches, lo que nos dio oportunidad de recorrer el Palacio de un extremo al otro, tomarnos cientos de fotos, caminar en el promenade incontables veces, y simplemente disfrutar del ambiente y de las hermosas vistas del mar.
Dentro de todo esto, lo más especial de nuestra estancia en Split fue el atardecer que vimos desde un lugar aislado del gentío. Y es que como nos encanta caminar y alejarnos de los puntos turísticos en las ciudades, descubrimos un pequeño cabo artificial desde donde podíamos ver el palacio, el promenade y las montañas delante de un cielo pintado de varios tonos de rosa pastel. De verdad que parecía un atardecer de postal.
Después de los atardeceres en mi querida Puerto Vallarta, este ha sido el mejor atardecer que he visto en mi vida.
Al día siguiente, después de un delicioso desayuno, volvimos a tomar carretera para dirigimos a Tupeči, una popular playa de aguas cristalinas a una hora de Split. Pero en el camino hicimos dos paradas.
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4. Un castillo en el mar, Trogir y Tupeci
Kaštel Vitturi
Durante los siglos XV y XVI, las familias más ricas de Split decidieron refugiarse entre las montañas y el mar en una zona conocida como Kaštela a tan solo 20 minutos en coche de Split. Ahí construyeron sus palacios y castillos esperando no ser atacados por los Otomanos. Su plan funcionó y hoy en día, estos castillos pueden visitarse. Lo mejor es que están lejos de los radares de la mayoría de los turistas.
El castillo más bonito y mejor conservado es el Kaštel Vitturi. Al llegar, nos sorprendió ver lo pequeño que era. Parecía un castillo miniatura sacado de un cuento de princesas. Recomiendo hacer una parada ahí si se está por la zona.
Trogir
Después de tomar varias fotos, nos dirigimos a Trogir, un pequeñísimo y encantador pueblo amurallado situado en su propia isla y separado de tierra firme por un estrecho canal. En tan solo un par de horas esta pequeña versión de Dubrovnik puede recorrerse entero. Además, vale la pena visitarlo para añadirlo a la lista de pueblos que parecen sacados de un cuento de hadas.
Tupeči
Finalmente y con ansias de estar en la playa, llegamos a Tupeči. Ahí nos hospedamos dos noches en el hotel Tui Blue Jadran. Desafortunadamente el clima no nos sonrió y los días que estuvimos ahí hubo mucha lluvia y fuertes vientos. Sin embargo, la pasamos muy bien y descansamos bastante (viajar con un bebé sí es agotador).5. Dubrovnik
Por fin, después de siete días de viaje, llegamos a el destino más famoso de todo Croacia: la perla del Adriático, mejor conocida como Dubrovnik. Estuvimos ahí tres noches, hospedados en un Airbnb a escasos pasos de la muralla.
Cuando tenía 15 años tuve la oportunidad de visitar Dubrovnik en un crucero con algunos miembros de mi familia. Me acuerdo que estuvimos ahí medio día y quedé fascinada. Nunca pensé regresar pero gracias a Dios que lo pude hacer porque ya no me acordaba de lo espectacular que es.
Por fortuna, en esta ocasión no fuimos en un crucero y tuvimos la oportunidad de saborear la ciudad despacio y a nuestro antojo. Dos días enteros fueron más que suficientes para recorrerla; y aunque nos faltó recorrer la parte alta de la ciudad (pues era muy pesado estar cargando la carriola para subir y bajar cientos de escalones), sí pudimos recorrer los primeros dos niveles, entrar a museos y recorrer la muralla con el baby carrier.
De hecho, hicimos tantas cosas en Dubrovnik que se merece una sola entrada. Por eso, en la próxima entrada les contaré todo lo que hicimos en la ciudad más bonita de Croacia (y quizá, una de las más bonitas de Europa).
6. Zagreb
En Dubrovnik dejamos el coche rentado y regresamos a Zagreb en avión. Estuvimos ahí media tarde, la cual la dedicamos a a recorrer lo que no alcanzamos a conocer el primer día que llegamos. Nos comimos la mejor hamburguesa que hemos probado en nuestras vidas en el restaurante 50 a Burger & Champagne bar, y visitamos la Catedral de la Asunción de la Virgen María (que es de las más bonitas que hemos visto) y la plaza principal en donde está la estatua de un jinete montado en un caballo.
Nos faltaron algunos atractivos turísticos que ver en Zagreb, pero la bebé ya estaba muy cansada y necesitábamos regresar al Airbnb para que durmiera. Y es que viajar con un bebé así es – uno tiene que ir con la mentalidad de que no se va a conocer todo, pero que se le sacará el mayor provecho a lo que sí se alcance a ver.
En definitiva, Viajar a Croacia con un bebé es fácil y seguro. Estuvimos diez días recorriendo el país y terminamos enamorados de sus paisajes, de la transparencia del mar Adriático, de sus pueblos sacados de cuentos de hadas, de sus atardeceres, de su deliciosa comida de mar y de la amabilidad de su gente. ¡No pudimos haber escogido un mejor destino para inaugurar los viajes con nuestra bebé!
Como siempre, espero que esta entrada les haya gustado, ¡y no se olviden de comentar y compartirla!
¡Hasta la próxima!
DyP
Con tú increíble descripción me puedo imaginar cada día de este primer viaje con su hermosa bebé.