Nuestra más reciente escapada de Dubai fue a Maldivas, un lugar del que nos habíamos cansado de escuchar que es el paraíso terrenal. ¡Debíamos comprobarlo por nosotros mismos! Desde nuestra luna de miel queríamos ir a este lugar. Afortunadamente ya lo logramos y podemos decir que cumplió y superó nuestras expectativas. Totalmente recomendable y más si viven en Dubai, pues como dicen, nos queda a la vuelta de la esquina.
De ida hicimos tres horas y media. El regreso fue de cuatro horas. Como ven, está en medio del Océano Índico.
La isla a la que nosotros llegamos se llama Falhumaafush, en donde se encuentra el hotel The Residence, el cual recomendamos ampliamente. El servicio de la gente es impecable; todos son amables, todos te saludan si te los encuentras por la isla, la comida es muy buena (aunque podría estar mejor) y las habitaciones muy bonitas y de muy buen tamaño.
Llegamos a Male, capital de Maldivas, a las 7:50 de la mañana, en donde estuvimos esperando ansiosos y emocionados nuestro transporte a la isla, el cual creíamos que era en un hidroavión. Oh triste sorpresa cuando nos dimos cuenta que no, que se trataba de un avión convencional y que el vuelo a la isla iba a ser de no menos de una hora. Del gozo al pozo, sin embargo rápido se nos pasó la decepción una vez que estuvimos volando sobre las cientos de islas que conforman el archipiélago. Nunca habíamos visto algo así. Desde el cielo parecía que estuviéramos viendo albercas dentro del Océano. Sí, suena irreal, pero así es Maldivas.
Finalmente y después de hacer escala en una isla para recoger a más pasajeros, llegamos a un pequeño pedazo de tierra en donde nos recogió una lancha para llevarnos a la isla final. Hicimos 20 minutos de camino.
La verdad es que se nos hizo bastante largo el trayecto desde el aeropuerto a nuestra isla. Perdimos prácticamente toda la mañana en transportarnos. Y es que tuvimos que esperar casi dos horas en el aeropuerto a que llegara el avión, además de una hora de vuelo, y veinte minutos más en lancha. Por ello, si regresara a Maldivas (Dios me oiga), trataría de escoger un hotel más cerca.
Sin embargo, la razón por la que escogimos este hotel es porque encontramos una súper promoción y por ello valía la pena todo ese tiempo de traslado. Al fin y al cabo, la decisión de dónde quedarse en Maldivas también depende mucho del precio total (traslado y hotel).
De vuelta a lo divertido, alrededor de las 11:30 am llegamos a nuestro hotel. La última vez que estuve tan emocionada de llegar a un lugar fue cuando nos venimos a vivir a Dubai.
Nos bajamos de la lancha y subimos a un muelle en el que nos estaba esperando personal del hotel para llevarnos en un carrito de golf al lobby, metido en la espesa vegetación de la isla.
Después de los trámites necesarios en el lobby, ¡empezó la vacación! Y qué vacación… realmente un lugar para desconectarte del mundo entero. Y bueno, en realidad no tienes de otra, estás en medio del océano… ¡en medio de la nada! No hay un solo ruido producido por el hombre. Todo es naturaleza. Estás totalmente alejado de la civilización. ¡Por eso más vale que no se les olvide nada! Porque así como a nosotros nos costó dinero y tiempo llegar, lo mismo sucede con todo lo demás. A nosotros se nos olvidó el bloqueador y el chistecito nos salió en 35 dólares…ni hablar, era eso o acabar tatemados.
Así que bueno, durante cuatro días estuvimos atrapados en una superficie de terreno de 1 kilómetro de largo por 130 metros de ancho, rodeados únicamente por mar. La isla más pequeña en la que he estado en mi vida. Era increíble. De un lado de la isla podías ver con toda claridad en donde terminaba y empezaba el mar en el otro lado. Por consiguiente, pudimos ver el amanecer y el atardecer en el mar, lo que nunca antes habíamos experimentado.
Otra de las cosas que le dio un toque especial a nuestra estancia, fue andar por toda la isla en bici. Si van, asegúrense que su hotel tenga también esta prestación. ¡Padrísimo! No nos tomaba más de 15 minutos darle la vuelta a la isla y era un recorrido que hacíamos una y otra vez. Es la manera más rápida y cómoda para moverte por las instalaciones del hotel.
Y bueno, no podía faltar nuestro cuarto sobre el agua. El gran atractivo de Maldivas. Vale la pena, si es la primera vez que van, llegar a una villa así. Dormir escuchando el agua es lo más relajante que puede existir. Y despertar y que lo primero que vean tus ojos sea el mar, lo más motivador para empezar el día.
Las islas en Maldivas están sobre arrecifes de coral por eso es posible que haya “villas flotantes” sobre el agua, pues los arrecifes están muy cerca de la superficie. Cuando acaban los arrecifes de coral, es cuando inicia el océano, distinción que se ve claramente desde el aire: la isla de coral es de un azul celeste rodeado de un azul oscuro que es el océano.
Otra de las actividades incluidas en el hotel era por supuesto el snorkel, el cual disfrutamos muchísimo.
Durante el snorkel, fue increíble darnos cuenta de la división entre el arrecife y el océano. Durante metros y metros íbamos nadando muy pegados a la arena y al coral, y de repente el coral caía en un barranco y frente a nosotros se abría el océano. De hecho, cuando recibimos el equipo de snorkel, nos dijeron que era muy importante quedarnos en la “frontera” entre el océano y el arrecife de coral, pues si nos adentrábamos más, además de que ya no íbamos a ver nada, podrían salir animales más peligrosos. De hecho vimos un tiburón pequeño de arrecife, pero no hacen nada mientras no los toques.
También vimos mantarrayas, peces de colores azul, naranja, verde, amarillo, rojo, peces transparentes, peces grandes, peces chicos, peces gordos, peces largos, conchas de mar… padrísimo. Incluso al suertudo de mi esposo le tocó ver caballitos de mar, cosa que rarísima vez se encuentran así de fácil. Pero yo también tuve algo de suerte, no crean que no. Me tocó ver cómo dos conchas de mar se abrían y se cerraban buscando alimento.
Desgraciadamente nuestra cámara no capta igual que nuestros ojos toda la vida y los colores del arrecife, pero espero se los puedan imaginar.
Cuando no estábamos snorkeleando, o tirados en los camastros de la playa o disfrutando de la alberca, pasábamos el tiempo haciendo kayak y padel board sobre las cristalinas aguas del mar. Estas actividades también estaban inlcuidas, así que les recomiendo que busquen hoteles que las incluyan.
Si Maldivas no está aún en su bucket list, debe estarlo. Aunque en México también tenemos playas increíbles, como las de la Riviera Maya (que además son mágicas por la historia que albergan), el atractivo de Maldivas, en mi opinión, son sus islas suspendidas en arrecifes de coral, (que no se encuentran en ninguna otra parte del mundo más que en la Polinesia Francesa) y su aislamiento total de la civilización. Es un lugar para quien realmente quiere relajarse y para quien quiera vivir la experiencia de hospedarse sobre el mar.
Si como nosotros no pueden quedarse más de tres noches, no se preocupen, es más que suficiente para disfrutar de esta maravilla natural. Y como dice mi esposo, así te quedan ganas de regresar.
¡Espero les haya gustado y gracias por leerme!
DyP
Me encantó la descripción del lugar y las actividades en ese paradisíaco lugar!!
Hola Expat! Gracias por compartir este viaje tan hermoso. Has hecho que me transporte a las islas…..al fin del mundo!
Es un deleite leerte y un gusto saber que estas bien y feliz el lado de tu marido! Besos!